Crecer es la posibilidad de abrirse uno mismo y hacia el otro, es empezar, comenzar a reconocer sus propios defectos y virtudes, como que el otro u los otros también lo tienen.
En el comienzo del desarrollo, en la faz temprana, cuando comienzan a aparecer las primeras respuestas a este crecimiento, los primeros vellos, la transpiración, el cambio de voz, uno se cree dueño del mundo, solo ve y escucha lo que el cree que es perfecto y de esa manera se va cerrando y olvidando el objetivo de su propio crecimiento, echando luego culpas de las cosas que le pasan.
Si la persona podría intentar comprender, que es su niño el que tiene que crecer y transformarse en adulto, empezaría a darse cuenta, que para hacerlo la contraseña es empezar a reconocer y aceptar en el otro, no solamente los defectos, sino también las cosas buenas (las virtudes del otro).
Es el niño inmerso en la persona, testigo presencial de ese crecimiento, que es el que intentara darse cuenta que los que lo rodean son también personas que han pasado por el mismo proceso. Algunos, muchos de ellos sin haberle encontrado solución. Han pasado por el mismo proceso, realizándose como adultos y frustrándose en niño grande.
La realización y la frustración, metas del crecimiento transcurren a través de la aceptación y/o rechazo del otro. El otro soy yo a partir de la presencia de los defectos y la ausencia de las virtudes.
Es increíble pero cierto por un mecanismo inherente al ser humano que como se sienten, se perciben los defectos del otro y que muchas veces expresamos:
- No quiero ser como mi padre
- No quiero ser como mi madre.
Siempre en relación a los defectos, no vemos las virtudes.
Si no somos capaces de ver las virtudes de los otros, solamente los defectos, pues las virtudes pertenecientes a nuestro adulto van a quedar latentes, ya que no pudimos ver las virtudes en otro.
Enaltecer nuestro crecimiento es la transformación de esa energía divina en trabajo, pero con amor, no haciéndolo por obligación.
Cuando uno hace cosas por obligación, las virtudes se inhiben, el amor y el adulto quedan latentes.